Iniciativa ITT: crónica de un fracaso anunciado
Cara de desconcierto tenían los diez parlamentarios alemanes en su visita a Orellana el 2 de septiembre 2008). Se acababan de enterar que el ITT es solamente uno de los cinco bloques petroleros que están dentro del Parque Nacional Yasuní. ¡Y ellos que estaban pensando en salvar el paraíso terrenal!
Los pobres e incautos alemanes seguramente solo vieron las 58 fotos colgadas en la página web de la iniciativa ITT (
http://www.yasuni-itt.gov.ec/) en cuya galería aparecen doce bucólicos paisajes, seis especies de flora, siete fotos de ranas e insectos y 20 de otros animales (pumas, monos, aves); un montoncito de madera cortada, rezagos de la tala ilegal; y dos fotos de una manifestación de indígenas waorani en Quito, todos desnudos y con plumas, para completar el prístino paisaje.
También les deben haber mostrado los discursos y presentaciones que están colgados en esa página, el video promocional y les deben haber regalado el bonito libro de Pete Oxford con fotos de los waorani de Bameno para que se vayan contentos a proponerles a los contribuyentes alemanes que una parte de sus impuestos va a ir directamente a proteger el paraíso: así, el primer mundo evitará irse al infierno por contaminar a los países del tercer mundo. ¡Su conciencia quedaría tan limpia como la selva virgen!
Lo que no les mostraron (además de que la selva no es tan virgen como parece ni tampoco tan limpia) es el mapa, un simple mapa de ubicación, y menos, claro, fotos de las instalaciones petroleras, de las vías petroleras que están dentro del Parque Nacional Yasuní y del territorio waorani o de las plataformas que llevan años ahí.
Al menos, cuando vieron el mapa de ubicación de los bloques petroleros los pobres alemanes se pusieron más pálidos de lo que ya son. El famoso ITT es apenas una esquina del parque ¡y ellos se acababan de enterar!
Cuando se les preguntó a los parlamentarios alemanes que cuánto de los 350 millones de dólares que se pide al año estará destinado a la protección del parque, a los planes de vida del pueblo waorani, al control de la tala ilegal de madera y a la protección de los pueblos ocultos que allí habitan, no supieron ni qué contestar.
Lo que sí contestaron es que cuatro meses es muy poco tiempo para conseguir tanto dinero y que el gobierno ecuatoriano aún no les ha dicho quienes serán los beneficiarios de esos recursos, es decir, no les han presentado ningún proyecto (y eso que ahora para todo se hace proyectos con todos los detalles y formatos posibles). Tampoco les han presentado ninguna garantía de cuánto tiempo durará la “iniciativa ITT”. Ellos temen lo que cualquier inversor: que se pague y, que, en 10 o 20 años, igual, se explote el dichoso campo.
En resumen: a los parlamentarios alemanes (y a la Opep, y a los belgas, holandeses y demás interesados en contribuir a tan noble causa) no se les ha explicado el cuento completo. No se les ha enseñado fotos de los últimos muertos a lanzazos en la zona, de las violencias ocasionadas por el descuido de las autoridades, de la miseria en la que viven los waorani que se mudaron a vivir en las carreteras petroleras, de la basura y desperdicios arrojados por los trabajadores ilegales de madera… ¡A ellos, solo el paraíso, los animalitos, los insectos, los paisajes y los documentos que afirman que ahí está la mayor reserva de biósfera del mundo!
Ahora, generosamente, el gobierno les da a los gringuitos un ultimátum. Hay hasta enero del 2009, es decir, cuatro meses más, para decidir si se hace o no esa licitación. O mejor, cuatro meses más de discursos sobre el tema, de aplausos de los conservacionistas, de sueldos de los funcionarios de la Secretaría Técnica y del Consejo Administrativo y Directivo de la iniciativa ITT, (conformada mediante Decreto 1227, de 29 de julio de 2008, un año después de que se lanzó la propuesta el 5 de junio del 2007), viajes y de lobby internacional en los que se habrá gastado, por supuesto, mucho más de lo recaudado. Un buen negocio para quienes están en el ecologismo de salón.
De ganar el sí en la Nueva Constitución (y si esta Carta Magna no se convierte en letra muerta, por supuesto), el gobierno no podría de ninguna manera explotar el ITT porque sería demandado por genocidio. Tampoco podría explotar los demás campos colindantes con la Zona Intangible por la misma razón. Al menos así dice el artículo 57 numeral 22:
“Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral, irreductible e intangible, y en ellos estará vedada a perpetuidad todo tipo de actividad extractiva. El estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio, que será tipificada por la ley”.
¿Se habrán puesto a pensar el Presidente Correa y su ministro Chiriboga que de empezar con la licitación del ITT (y no solo eso, la licencia del 31, la explotación del bloque 17, del 16 o la explotación del campo Armadillo, donde hay evidencias concretas de que presencia de pueblos ocultos) pudieran ser demandados por etnocidio?
¿En realidad es posible una demanda de ese calibre? Alberto Acosta dice que sí, que se puede hacer esa pelea... que esa es una de las ventajas del proyecto constituyente y remarca también el derecho a la resistencia. Lo que no dice es que en Montecristi decidieron curarse en salud. Y redactaron otro artículo:
Art. 407: “Se prohíbe la actividad extractiva de recursos no renovables en las áreas protegidas y en zonas declaradas como intangibles, incluida la explotación forestal. Excepcionalmente dichos recursos se podrán explotar a petición fundamentada de la Presidencia de la República y previa declaratoria de interés nacional por parte de la Asamblea Nacional que, de estimarlo conveniente, podrá convocar a consulta popular”
Por supuesto, en esa consulta no podrán participar los principales afectados pues estamos hablando de pueblos ocultos, tagaeri-taromenani, imposibilitados de votar, de ejercer ningún derecho ciudadano menos, aquello de la “autodeterminación”, por su condición de “no contactados”. O sea, de todas, todas, la explotación del ITT va ¡porque va!
Las últimas declaraciones de Galo Chiriboga son contundentes: ya planteó la terminación de la moratoria petrolera al incorporar, nuevamente, a procesos licitatorios, los campos petroleros ubicados en el suroriente de la Amazonía.
La exploración y explotación de las reservas del suroriente (que incluye el ITT) volverán una vez terminados los estudios y los plazos para conseguir fondos que impidan explotar el ITT, ha dicho el Ministro. En esta zona están ubicados los bloques 25, 26, 30, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 41 y 42, distribuidos en las provincias de Pastaza y Morona Santiago. Desde marzo del año pasado, cuando Alberto Acosta fue ministro de Energía, el Gobierno decidió no explotar esas áreas por encontrarse en medio de reservas naturales y zonas de tránsito de los pueblos en “aislamiento voluntario”.
Los parlamentarios alemanes se fueron de Coca con el mapa bajo el brazo y un poco desconcertados: no tenían ni idea de que el ITT significa una porción de 200 mil hectáreas de un parque de casi 900 mil, es decir, apenas un 22 por ciento del total del Yasuní. Está visto: no aportarán nada o al menos, no lo suficiente. Y serán, junto con los demás países del primer mundo, los únicos culpables de que el paraíso se vuelva un infierno.
Milagros Aguirre
Septiembre, 2008